
El rodaje de la película se realizó en 1979 y, a pesar de su dificultosa gestación, los resultados dieron de sí una de las películas más apasionantes, enigmáticas, inquietantes y sinceras del cine español.

En la película, José Sirgado es un cineasta de serie B que se encuentra desencantado con el cine y con la problemática relación sentimental que mantiene con Ana, actriz drogodependiente que protagoniza sus películas. José recibe un paquete de Pedro P., enigmático personaje apasionado por el cine al que conoció un año antes y del que no volvió a saber. El paquete contiene una cinta de audio y una película que José se dispone a ver. En ellas (película y cinta de audio) Pedro P. cuenta las peripecias que vivió en el último año, desde que José le regaló un temporizador para su cámara de cine. Gracias a él, Pedro encontró el ritmo preciso para las imágenes que rueda. La fascinación que la cámara despierta en Pedro le llevará a un proceso de fagocitación que arrastrará también a José.

"Arrebato" nos recuerda la necesidad de mantener en la edad adulta algo de aquel niño que fuimos, cuando nos dejábamos fascinar por objetos o imágenes aparentemente anodinos (una muñeca de Betty Boop, una colección de cromos de "Las minas del Rey Salomón"…), pero capaces de mantenernos en éxtasis, hipnotizados, con la posibilidad de perder la noción del tiempo y la realidad, arrebatados. José Sirgado se ha hecho adulto y ha perdido esa pasión por las cosas. Ana trata de encontrar ese arrebato a través de la heroína y Pedro P. a través del cine.

Iván Zulueta llegó demasiado lejos y poco después del estreno de la película hubo de iniciar un proceso de desintoxicación para superar su adicción a la heroína que probablemente le impidió continuar con su carrera cinematográfica, suspendida desde hace casi 30 años.

Iván Zulueta, Festival de Málaga, abril de 2008:
"El recuerdo de la película es fabuloso, como tocar el cielo. El rodaje fue la mezcla de todo lo soñado. Luego, claro, me hubiera gustado trabajar mucho más el guión, haber tenido más tiempo, pero de repente se dieron las condiciones y nos lanzamos, había que terminar aquello como fuese a costa de la planificación (…) La he visto sólo seis veces. He intentado muchas más volver a sentarme frente a ella, pero es imposible. Duele demasiado".
"Llevaba ya mucho tiempo metido en drogas y creía, claro, que lo llevaba bien. Lo aproveché al rodaje pero aquello se desmadró, el rodaje duró mucho más de lo previsto y el montaje se hizo eterno. Cuando terminamos me fui a Ibiza para desconectar y regresé peor. Desde entonces, las situaciones familiares me han obligado a no salir de San Sebastián. Tengo muchos problemas para trabajar, quiero hacer cine pero me cuesta muchísimo pasar de la página en blanco. El problema es que en Euskadi no se distribuye la metadona de manera terapéutica, como en otros sitios, y me resulta difícil encontrarla. Después de Arrebato hice algunos carteles de cine, pero me cuesta demasiado y los últimos que terminé no me gustan".
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